PRE DIAGNÓSTICO DE LA ACTIVIDAD PERICIAL CRIMINALÍSTICA
Hemos podido comprobar que el ejercicio de la actividad pericial criminalística, no es un hecho aislado en un entorno necesariamente vinculante, con tal motivo en el presente artículo me permito hacer una exposición orientada hacia la necesidad de tener que llevar a cabo un diagnóstico adecuado de los temas propuestos, de tal forma que a la vista de los resultados, podamos lograr mejorar el la aplicación de éstos conocimientos por parte de los peritos criminalísticos.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
domingo, 28 de septiembre de 2014
PRE DIAGNÓSTICO DE LA ACTIVIDAD PERICIAL CRIMINALÍSTICA
Dr. Pablo A. Rodríguez Regalado
Coronel PNP
(r) – Perito Criminalístico - Abogado
Licenciado en
Administración y Ciencias Policiales
Magíster en
Gestión Social y Desarrollo Sostenible
“No podremos optimizar la actividad pericial criminalística, si negamos la realidad contemporánea como factor influyente para el cambio.”
Pablo A. RODRÍGUEZ REGALADO
Toda actividad realizada por el ser humano que deriva
de la aplicación de un conocimiento científico, debe ser evaluada en algún
momento, de tal manera que se identifique si la relación existente entre la
doctrina y su forma de ejecución, se encuentran actualizadas; constatando la
observancia de las técnicas, métodos y procedimientos diseñados con ese objeto para
reorientarla, enmendando errores y valiéndonos de la retroalimentación
permanente; actualizando el marco teórico, así como la misma actividad operativa,
a fin de mejorar en busca de resultados beneficiosos para la estabilidad y
progreso de la sociedad.
Teniendo esto en consideración, y refiriéndonos
específicamente a “la actividad pericial criminalística”, veamos a continuación
el enfoque propuesto, no sin antes sensibilizar opiniones personales buscando el
cambio ante un hecho que puede habernos estancado en el tiempo, a consecuencia
de la comodidad del estatu quo -por
no decir lo menos-, haciendo que la lógica evolución de los conocimientos, no
tengan la dinámica esperada.
Iniciando el tema propuesto, lo hacemos con la
siguiente pregunta: ¿Cómo planificar un diagnóstico en criminalística?, en
principio debemos tener en claro lo que significa o representa el término “diagnóstico”,
que deriva del verbo “diagnosticar” (RAE:
Recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa naturaleza);
esto implica llevar a cabo una actividad que permita recoger y analizar la
información obtenida, evaluando la problemática en materia criminalística. Así,
la información en referencia luego del análisis necesario, nos hará conocer en
qué situación la encontramos y qué medidas debemos adoptar para mejorar lo
existente.
En el presente artículo nos proponemos orientar el
esfuerzo previo al diagnóstico tomando como punto de partida aquellos aspectos propios
o vinculados con la materia criminalística, que brindan información trascendente,
como lo son: El marco teórico criminalístico (Doctrina). La enseñanza criminalística
(Didáctica). Las técnicas, métodos; y, procedimientos criminalísticos
(Operatoria). La tecnología en criminalística (Tecnología). Y, resultados
obtenidos con los pronunciamientos periciales de criminalística (Eficacia); a
fin de disponer de los datos necesarios para una evaluación real.
Significa entonces, que una sociedad u organización
que utiliza como herramienta los conocimientos que brinda la ciencia criminalística,
para la solución de algunos problemas en particular, debe practicar un diagnóstico oportuno para
mejorar la eficiencia y eficacia de aquella.
Teniendo en cuenta lo manifestado, se desarrollan las
propuestas para mayor comprensión.
A. EL MARCO TEÓRICO
CRIMINALÍSTICO (DOCTRINA)
El conocimiento criminalístico, hoy en día se
encuentra contenido como una forma del saber humano, de naturaleza científica, aun
cuando todavía encontramos posiciones teóricas que persisten en calificarla
como una técnica y cuanto más una disciplina; opiniones obviamente sin mayor
fundamento epistemológico o gnoseológico suficiente, que no van más allá de una
perspectiva muy particular.
Ingresando al
tema de análisis; hemos de iniciarlo como es lógico en un “punto de partida”; y,
con tal objeto buscamos la respuesta a la siguiente pregunta ¿Cuáles son los
conocimientos que se reúnen en el marco teórico criminalístico que han de ser
objeto de diagnóstico?; para ello debemos tener en claro que la ciencia criminalística,
es en esencia teórico-aplicativa, y por lo tanto se integra con la suma de
muchos saberes humanos, que pueden ser agrupados sistemáticamente en dos
grandes vertientes: una primera de carácter “general” y otra de carácter
“particular”.
Al primer grupo
de estos contenidos corresponde la “Criminalística General”, que forma un
cuerpo de conocimientos relacionados con aspectos que tienen influencia en casi
toda la actividad criminalística, como son: El referente histórico, los
conceptos y definiciones, las escuelas, las leyes, los principios, la
sistematización de contenidos, la metodología el procesamiento de la escena, tratamiento
de indicios y evidencias, etc.; y, como contenidos de la “Criminalística
Particular o Especial”, los conocimientos provenientes de las artes, técnicas,
disciplinas y ciencias que aportan una parte de su dominio en apoyo a la
actividad criminalística –no olvidemos que hoy en día, los conocimientos
contienen en su cuerpo teórico, saberes que pertenecen a otros conocimientos-. A
éstas áreas las tenemos identificadas como “Artes Forenses” (ej.: Dibujo
Forense), “Técnicas Forenses” (ej.: Accidentología Vial Forense), “Disciplinas
Forenses” (ej.: Grafotecnia); y, las “Ciencias Forenses” (ej.: Psicología
Forense), es decir, le añadimos el adjetivo “Forense” (Foro: Tomemos las siguientes acepciones de la RAE –Artículo enmendado
para la vigésimo tercera edición-, que más se ajustan a nuestra realidad
contemporánea., que dicen: “3ra. Reunión de personas competentes en determinada
materia, que debaten ciertos asuntos ante un auditorio que a veces interviene
en la discusión”; y, “4ta. Institución o medio donde se produce o se difunde
éste debate”).
Entonces, el
diagnóstico, debe enfocarse en la revisión de la doctrina reunida en estas dos
grandes ramas de la criminalística, tarea no tan sencilla, ya que la primera
como la segunda, reúnen saberes multidisciplinarios que exigen del epistemólogo,
dominio de las mismas para un exhaustivo análisis. En tal virtud, ésta
situación puede provocar que la labor parezca complicada, pero no hay que
tomarlo así, ya que hoy por hoy en todas nuestras sociedades, contamos con
especialistas de gran experiencia dentro de cada una de las áreas de saber del
contexto criminalístico. Y, queda en claro que todos éstos aportes deben de
hacerse bajo los lineamientos propios del Método General de la Investigación
Científica, según corresponda.
Para ilustrar
el presente tema veamos lo siguiente, tomando como referencia el entorno de la “Criminalística
General”, uno de los problemas de mayor controversia, se encuentra en la
propuesta del “término” que
representa a todo éste saber, es decir: “Criminalística”; al respecto vemos que
con el transcurrir del tiempo se han dado una serie de propuestas, cada cual
con mayor o menor aproximación a lo que en realidad pretende describir el
término; y, tal confusión parte del hecho de no saber en esencia cuál es el
actual contenido y aplicación de éste saber de la humanidad, por lo que
inclusive llegamos a la encrucijada de si seguimos o no utilizando el término
“criminalística” (palabra que deriva del alemán “Kriminalistik”; que para la RAE significa: “Estudio de los indicios de un hecho criminal con el fin de determinar
todos los datos posibles relativos a la víctima o a las circunstancias del
crimen”), palabra que seguimos empleando para comprender lo que ella representa.
Sin embargo, no es del todo ajeno que el término no se ajusta a la realidad, ya
que la criminalística también es utilizada en procesos judiciales civiles,
procedimientos administrativos o también particulares; discusión que muy
probablemente no se mantenga así por mucho tiempo, máxime si ya tenemos en
diversos medios de publicación
contemporánea, definiciones propuestas con rigurosidad científica, que
expresan el significado más idóneo para este término.
Por otra
parte, tomando en cuenta una de las áreas de la “Criminalística Especial”, como
es el caso de la Papiloscopía o Lofoscopía, en la que todavía se percibe una
gran carencia en materia de investigaciones científicas contemporáneas, que provean
conocimientos validados y verificables tales como la “determinación de la antigüedad
de las huellas papilares”; o tal vez, estudios igualmente serios que permitan
conocer la vigencia de las “Leyes de la Escritura”, enunciadas por Solange Pellat;
o, quizá disponer de una “Clasificación” estandarizada de las lesiones en Traumatología
o Lesionología Forense; y, así sucesivamente.
Vemos entonces
que en cada una de las áreas de conocimiento que se integran en ésta rama de la
criminalística la existencia de una serie de vacíos que necesitan ser llenados por estudios e
investigaciones serias; y, lo que es más importante, de verificación y
actualización permanente.
Es a esto que
nos referimos cuando tocamos el problema de la urgente necesidad de llevar a
cabo un diagnóstico del estado actual en el que se encuentra el correspondiente
marco teórico criminalístico.
B. ENSEÑANZA
CRIMINALÍSTICA (DIDÁCTICA)
Un segundo aspecto de notoria preocupación para el planeamiento
del diagnóstico, lo tenemos en la “Didáctica Criminalística” (RAE. “Didáctico: Arte de enseñar”). Involucra entonces
a la actividad de la enseñanza del conocimiento criminalístico, la que hasta la
fecha no ha sido tomada en cuenta por los usuarios de éste saber; y, para conocer
mejor esta temática, veamos qué respuesta podríamos lograr a la siguiente
pregunta: ¿Qué se debe de enseñar del conocimiento criminalístico; y, a quién
dirigirlo?. Entonces, cuando preguntamos ¿a quiénes llevamos la información?,
como es lógico, estamos orientándonos hacia algún o algunos sectores de la sociedad; que para el efecto sistematizamos
de la siguiente manera en los siguientes grupos, comenzando por el de los “estudiantes
en general”: De nivel primario y secundario, de pregrado, de posgrado, de
segunda especialidad profesional, etc. Otra clasificación, puede ser tomando en
cuenta la función que desempeñan, y así tenemos a los “operadores
criminalísticos”: Funcionarios municipales, miembros de la policía, miembros
del ministerio público, miembros del poder judicial, etc. Como se puede
apreciar, hay distintos grupos o sectores según sea el objeto de la
clasificación. Pero, la sistematización que más nos preocupa, es la relacionada
con la división de alumnos cuya formación tiene por objeto lograr Peritos
Criminalísticos; en franca diferencia con los que no son Peritos Criminalísticos;
para los primeros, los conocimientos han de ser abundantes y complejos, en
tanto que para los segundos, serán más sencillos pero sin dejar de ser útiles.
Explicando mejor esta perspectiva, podemos considerar la educación recibida
sobre “primeros auxilios”, la que ha sido internalizada por la ciudadanía y que
sirve de gran ayuda en circunstancias críticas: accidentes o siniestros; y, al
hacerse la comparación con el entorno criminalístico, tenemos conocimientos necesarios
para enseñar al ciudadano sobre la necesidad de “proteger una escena o lugar del hecho”; sobre
todo porque de ello depende en gran medida la solución de problemas
relacionados con la identificación del presunto autor de un acto que podría ser
de naturaleza criminal. De esta manera podríamos lograr que no se alteren
mayormente dichos lugares por la “invasión de las escenas”, preservando así la
intangibilidad de los indicios y evidencias que se encuentran en ellas.
Continuando con otro aspecto del problema, vemos lo
que ocurre con el grupo de estudiantes de Pre Grado; y, Posgrado. Sabiendo que
dentro del sector de los estudiantes de pregrado, vamos a tener, por una parte los que son formados en las
distintas ramas del saber humano, teniendo por ejemplo a los estudiantes de la
Carrera Profesional de Derecho o Abogacía, según la nominación de cada país; a
los de la Carrera Profesional de Medicina, de Biología, Ingeniería, etc.; sin
embargo, también están los estudiantes de la Carrera Profesional de
Criminalística, que a diferencia de Perú, tienen creado éste programa; entonces
¿Qué enseñaremos en materia de criminalística a los estudiantes de profesiones
distintas a la que es propiamente de criminalística?; y en nuestra realidad
peruana, dado que no tenemos la carrera de criminalística, la pregunta sólo
quedaría formulada en el sentido siguiente: ¿Qué se enseñaría de criminalística
a los estudiantes de pregrado en Derecho, Biología, Odontología, Medicina, Ingeniería,
etc.?; y, aquí tenemos una parte de este primer problema que amerita nuestra
atención.
Seguidamente, en el supuesto de haber dado solución a
éste primer problema sobre qué enseñar; pasamos al siguiente nivel y correspondiente
pregunta: ¿Qué se le va a enseñar de criminalística a los estudiantes de
Posgrado?. Aquí, tenemos la diversificación siguiente: Estudiantes de posgrado
que siguen estudios de Maestría o Doctorado; estudiantes de posgrado que siguen
estudios de Segunda Especialidad Profesional; y, estudiantes de posgrado que
siguen por ejemplo estudios Pos Doctorales. Vemos entonces, si somos objetivos,
que la respuesta evidente nos lleva a imaginar que para cada uno de éstos
grupos debe haber cierta clase, tipo o nivel de conocimientos criminalísticos acorde
con las habilidades y capacidades que se quieran conseguir con tales estudios.
Haciendo algo más restringido el tema; y, dirigiéndonos
hacia los Grados Académicos de Magister o Maestro; y, de Ph. D. o Doctor, no
queda duda que en el primer caso estaríamos formando “Maestros en
Criminalística”; y, en el segundo “Investigadores Científicos en
Criminalística”; gran diferencia, con la formación criminalística selectiva que
recibiría aquel que se califica como Especialista Profesional, por ej. en
Odontología Forense, Papiloscopía Forense, Procesador de Escena, Tecnólogo
Forense, Médico Forense, Ingeniero Forense, Balístico Forense, Biólogo Forense,
Médico Veterinario Forense, etc., tal como lo hemos dejado sentado en el
párrafo precedente; y, si nos proyectamos con mayor especificidad en éste
sentido, tomando como referencia a las maestrías, tendríamos conocimientos
exclusivos para una Maestría en Traumatología Forense, Maestría en Ginecología
Forense, Maestría en Queiloscopía Forense, Maestría en Ingeniería Civil
Forense, Maestría en Balística Forense, Maestría en Grafotecnia, etc.; y, así
sucesivamente; lo que permitirá disponer de un conjunto de profesionales con
mucha mayor calificación en materia criminalística.
Somos conscientes que hay acciones aisladas sobre ésta
problemática –sé que es posible replicar manifestando que existe desde hace
mucho tiempo una formación de especialistas profesionales, por ej.: en Medicina
Legal, Odontología Forense, Antropología Forense, etc.-, pero hay la necesidad
de revisar el contexto del silabo desarrollado, puesto que éste se encuentra orientado
a “determinado perfil de especialista”; y, además consideremos a la Casa
Superior de Estudios en que se imparte; y, de esta forma comprobar si los
conocimientos impartidos, son concordantes con la realidad vigente para dichas
especialidades, o es que se sigue manteniendo cátedras por mera tradición o
costumbre.
Por otra parte, remitiéndonos a la didáctica vinculada
a los funcionarios de la policía, en etapa de formación de pregrado o de formación
técnica; que para efecto de la presente exposición y tomando en cuenta la
realidad peruana, hay estratos o niveles jerárquicos de corte castrense, en
donde por una parte existe la formación de los Oficiales, con cinco años de
estudios; y, la formación de los Técnicos, con tres años de estudios, los que
reciben además de otras materias, conocimientos criminalísticos comunes, siendo
lógico pensar que dadas las responsabilidades distintas que han de asumir cada
uno de estos funcionarios a partir de su egreso, necesiten de alguna variación
en cuanto a sus contenidos, ya que de ser igual para ambos niveles o status ¿Cuál
sería la diferencia de competencias y habilidades entre unos y otros?. Y,
respecto de los Cursos de Capacitación y Especialización posteriores que
complementan ésta formación anterior, es por simple lógica que también no sean
iguales o idénticos para ambos niveles o estratos, sino ¿en dónde está la
diferencia funcional para cada uno de ellos?, a modo de ilustración de lo
expresado, tendríamos el caso de un Capitán PNP (Oficial) perito por ejemplo en
Balística Forense; y, a un Sub Oficial Superior PNP (Técnico), también perito
en Balística Forense, suscribiendo ambos –lógicamente con conocimiento y
autorización de su Comando Institucional-, los mismos pronunciamientos
periciales de ésta especialidad, con similar responsabilidad, pregunto ¿No
habrá un error de concepción en ello?, o pueda ser que no haya criterio para
regular ésta situación.
Ahora bien, como tema concurrente con la presente
materia, tenemos por otra parte a los “profesores”, es decir, a quienes ejercen
docencia en materia de criminalística; y, de ellos, se ha podido constatar una
variedad de docentes de criminalística, a los que también se les puede agrupar
como: Los de formación autodidacta (les gusta la criminalística y se han
informado por propia iniciativa de sus contenidos); aquellos que estudiaron la
teoría criminalística, pero nunca la ejercieron (únicamente deseaban hacerse de
una certificación en dicho conocimiento –obtener el diploma-, pero les preocupó
el ejercicio de la actividad, por los riesgos que pudiera conllevar su desempeño;
aquellos que no estudiaron el marco teórico, pero sí tuvieron una formación
empírica (no se formaron académicamente como criminalísticos, pero sí de un
momento a otro se les exigió desempeñar funciones periciales y no les quedó más
que acatar la orden superior); y, por último, quienes fueron formados en la
teoría criminalística siguiendo los estudios pertinentes; y,
complementariamente acumularon la experiencia lograda por la práctica
supervisada y prolongada de éste saber (los de formación y práctica deseada).
Es decir que no solamente tenemos el problema de los “alumnos”; sino también el
problema de los “profesores”; y, así contamos con Abogados, Médicos, Biólogos,
Químicos, Ingenieros, Psicólogos, Policías, etc., que bien pueden estar
incluidos en alguno de los casos descritos anteriormente, desempeñando docencia
criminalística; la pregunta es: ¿Fueron formados al menos para ser docentes en criminalística?;
y, ¿Qué tipo de conocimientos de criminalística están en condiciones de enseñar?,
¿Serán capaces de contar con la casuística
resultante del ejercicio criminalístico en alguna área en particular?, o tal
vez ¿Esto no es de gran significancia para las instituciones académicas?.
Como podemos apreciar, reiteramos que hay problema
tanto en la función docente, como en la calidad y tipo de conocimientos que se
deben impartir por éstos, debiendo además tener en cuenta los niveles de conocimiento.
Imaginemos el caso de egresados de maestrías –que no han logrado titularse-,
actuando como docentes en los programas de maestría; y, profesionales en una
materia, con maestría o doctorado en materia ajena, ejerciendo docencia en
programas de maestría o doctorado, en materias que no son de su competencia.
Todo ello nos lleva a la urgente necesidad de diseñar
una “clasificación de contenidos”; y, una “selección de docentes” adecuada,
para actuar en los distintos estratos o niveles de educación, según sea el
objetivo de cada formación o nivel de habilidades y capacidades que deseemos conseguir
en los dicentes, en un momento determinado o ante una actuación funcional en
particular.
C. TÉCNICAS, MÉTODOS Y PROCEDIMIENTOS CRIMINALÍSTICOS
(OPERATORIA)
Durante el tiempo ya transcurrido se han propuesto una
serie de técnicas, métodos o procedimientos, para las distintas áreas que
componen a la criminalística, las que resultaron de las exigencias propias del
momento.
Estas, también son materia de diagnóstico, para
verificar si su aplicación es tal cual se diseñaran en un principio, o es que
hay la necesidad de actualizarlas o lo que es mejor, que se tengan que poner en
práctica nuevas propuestas para lograr mejores resultados dentro de la práctica
criminalística.
Facilitando la comprensión de éste otro problema, apreciemos
el ejemplo siguiente: Hace unos treinta años atrás, en el Perú; cuando se
deseaba conocer si una persona había disparado un arma de fuego, se empleaba
para la obtención de los residuos que hubieran quedado, el Método de la
Parafina, diseñado por Gonzales que en su origen utilizaba la técnica de la
elaboración del “guantelete de parafina químicamente pura (QP)”, con un
procedimiento particular, tanto para aplicar la parafina como para asegurar que
no vaya a romperse el “armazón” logrado con las pinceladas hechas en las manos
del sospechoso. Posteriormente se empleó la técnica del “casquete de parafina
QP”, con un procedimiento también especial, para evitar que la parafina líquida
al ser vertida sobre el casquete de papel filtro, no se vaya a filtrar a través
del mismo –debido a la alta temperatura-, evitando así formar un cuerpo
compacto que a temperatura adecuada permita flexibilidad en el soporte, facilitando ser aplicado sobre la mano del investigado. En pleno empleo de éste
método, en el Departamento de Balística Forense de la Ex Policía de
Investigaciones del Perú; a iniciativa del Perito Balístico Percy NÚÑEZ MEDINA
(1974) –luego de una investigación empírica muy personal-, se puso en práctica
en ésta dependencia, de manera oficial el Método del “Esparadrapo Clínico” (Así
constaba en los pronunciamientos periciales de la época). Esta forma de captura
de residuos, fue posteriormente sustituida por el Método del Análisis por
Absorción Atómica, pero ya no para buscar restos de la deflagración de la
pólvora; sino para obtener residuos de los restos del fulminante (que es el
iniciador de la pólvora), entre ellos los de Plomo (Pb), Antimonio (Sb); y,
Bario (Ba) -si es que esos eran los componentes de la sustancia fulminante-.
Vemos entonces que en el caso anterior, se utilizaban reactivos para revelar la
presencia de los corpúsculos de Nitrato (pólvora incombusta), o Nitrito
(pólvora combusta); ahora en el presente caso, se emplea el Espectro Fotómetro
de Absorción Atómica, como una forma de obtener un resultado orientador; pero
también hay una mejor y más segura opción de identificación, como es el empleo
del Microscopio de Barrido Electrónico con Rayos X, resultados logrados en base
a la obtención de éstos corpúsculos, mediante la técnica del “Hisopado”
embebido en una solución de Ácido Clorhídrico o Ácido Nítrico; la diferencia
entre uno y otro, es que en el primero de los equipos, tenemos un resultado con
calidad de “Prueba de Orientación” (solo informa cualitativa y
cuantitativamente la presencia de dichos elementos); en tanto que el segundo es
con calidad de “Prueba de Certeza” (además de los anteriores, permite
“fotografiar” el corpúsculo encontrado, además de “ver” la diferencia de un
corpúsculo producto de un disparo de arma de fuego, de otro que no proviene de
éste origen) ¡Gran diferencia!. Sin embargo, aún no hay un método tal que
permita identificar con calidad de cierto que tal o cual persona “fue la que
disparó”, ya que todos los métodos en referencia “identifican elementos
componentes” de los gases del disparo “presentes en una o ambas manos de una
persona”, no pudiéndose demostrar si efectivamente fue la persona que disparó
el arma, o la que se contaminó por haber cogido el arma; o si puso las manos
en gesto de defensa ante el disparo; y, por último, si sus manos estuvieron
próximas al cono de proyección del disparo; y, siendo más exigentes, “si hubo
transferencia de éstos residuos por contacto con superficie contaminada”.
Por ello, es importante que las técnicas, métodos y
procedimientos que nos provee la criminalística, también sean objeto de diagnóstico,
para lograr optimizar resultados, evitando un daño a las personas, como sería
el caso anteriormente expuesto. Dicho de esta manera, también podríamos
referirnos a otras tantas técnicas, métodos y procedimientos en uso por las
distintas áreas que se integran en la criminalística.
D. TECNOLOGÍA CRIMINALÍSTICA (TECNOLOGÍA)
Otro aspecto que llama la atención y de notoria
preocupación en esta época en la que nos encontramos inmersos en un mundo
regido por la electrónica, la cibernética, la informática, entre otras ciencias
de notable influencia contemporánea; y, como tal venimos siendo objeto de una permanente
y gran oferta por parte de los fabricantes o comerciantes de estos equipos,
instrumentales, o software, así como demás herramientas que ofrecen una
gama de utilidades, cada cual con propiedades particulares o tal vez de corte
general, pero de novedosa presentación.
Por lo tanto, la criminalística no escapa a éstos hechos
que en su inicio no iba más allá del empleo de una lupa, cámara fotográfica,
cinta métrica; y, tablilla para notas; evolucionando luego hacia un diseño algo
más moderno comprendido por los equipos para las Inspecciones Técnico
Criminalísticas: Mínimo, medio y máximo; llegando a la fecha en que disponemos ya
de equipos portátiles que a su vez se hacen versátiles –para cada especialidad:
Biología, balística, papiloscopía, etc.-; y, mejor si vienen acondicionados en
una unidad móvil (laboratorio móvil); así como equipos fijos para los gabinetes
o laboratorios. Es decir, ha habido últimamente una gran producción industrial
de estos medios, que obligan al criminalístico a ser muy selectivo para su
adquisición.
No es raro que los representantes o vendedores de tales
equipos, instrumental o software, resalten las bondades de su producto; pero en
mayor medida, no nos informan sobre las desventajas o limitaciones con el mismo
entusiasmo; y, como consecuencia de ello suele darse el caso en que podemos
quedar impresionados y ser seducidos por la sugerente necesidad de tener que
“actualizar equipos” o por el hecho de que alguna otra institución de actividad
similar, ya los ha adquirido y no hacer la diferencia ante tal competencia,
peor aún si es que pensamos que de no hacerlo vamos a quedar obsoletos.
¿No será necesario primero hacer un diagnóstico al
respecto?, pues claro; y, así podríamos comenzar preguntándonos: ¿En qué medida
ha mejorado la información brindada en los pronunciamientos periciales, en un
período de treinta años a la fecha?, es obvio que hace tal cantidad de años, se
generaban peritajes con determinado equipo o instrumental; y, hoy con el equipo
o instrumental de reciente adquisición, se seguirán generando los mismos
productos periciales con la misma calidad de información; o, acaso la
información ha mejorado gracias a éstas adquisiciones. Si la respuesta es
afirmativa, significa entonces que sí fueron de aporte al mejoramiento de la
calidad pericial criminalística; pero si no, significa que tales adquisiciones
fueron inoficiosas, o se compró el equipo equivocado, no surtiendo el efecto
deseado, y con el consiguiente gasto innecesario por el mismo. O, podría darse
el caso de haber adquirido un nuevo equipo o instrumental, y no se le utilice
porque hay que “evitar sea gastado o consumido” –solo para exhibición-, llegando
a deteriorarse por la falta de uso; o, porque simplemente no había el personal
capacitado para su manejo; o, también porque no hay presupuesto para su
mantenimiento o compra de repuestos para reposición; y, lo que es mucho peor,
porque nunca funcionó y no se hizo nada ante ésta situación.
Es decir, hay una serie de circunstancias a tener en
cuenta para un diagnóstico sobre la real utilidad de éstos, evitando cometer
graves errores en la ejecución del presupuesto, sobre todo teniendo en
consideración que muchos de estos equipos o instrumentos, son considerablemente
caros dependiendo además de la tecnología utilizada; y, no olvidemos que
paralelamente han de requerir mantenimiento o reparación, entre otros gastos
asociados.
La tecnología es buena, siempre y cuando sea útil y
necesaria; pero no cuando resulta de seguir una corriente obligada de
innovación por la presión consumista.
E. RESULTADOS OBTENIDOS CON LOS PRONUNCIAMIENTOS PERICIALES
DE CRIMINALÍSTICA (EFICACIA)
Este último aspecto considero es de significativa
trascendencia, sin embargo poco o nada hacemos por lograr mejores resultados,
habiendo interrogantes que tampoco son respondidas a satisfacción, tales como:
¿El rendimiento actual de los peritos criminalísticos a nivel nacional, es
satisfactorio o existen deficiencias?, ¿El empleo de las técnicas, métodos y
procedimientos, a nivel nacional, se encuentran debidamente actualizados o están
desfasados o tal vez son de dudosa aplicabilidad?, ¿Se siguen presentando
contradicciones en pronunciamientos periciales por parte de peritos que
provienen de una misma formación académica?, ¿Hay pronunciamientos periciales
deficientes y hasta salidos del contexto de lo solicitado?, etc. No olvidemos
que la criminalística se aplica además de la actividad jurisdiccional, a la actividad pública y privada; por tanto la
respuesta que vayamos a darle a éstas preguntas, deben de ser bien pensadas y
estar sustentadas en datos reales, que resulten de una actividad de diagnóstico
bien organizada, ejecutada e interpretada.
Cierto es, que en materia de la actividad pericial
criminalística, mayormente la preocupación ha sido la generación del “producto”
denominado “pronunciamiento pericial criminalístico”, sea cual fuera el nombre
que se le adjudique, según las circunstancias especiales: Certificado Pericial,
Examen Pericial, Dictamen Pericial, Informe Pericial, Informe Técnico
Criminalístico, Informe de Observaciones Criminalísticas, etc.; ya que todos
éstos en suma, contienen información que el perito criminalístico declara por
escrito; y, que en líneas generales constituye su “pronunciamiento pericial”.
Las instituciones, difícilmente han hecho un
“seguimiento” a éste “producto criminalístico”, olvidando que de ello depende
el mejoramiento de la calidad y por tanto obtener un servicio que sea realmente
útil o de provecho para el usuario final, como sería el caso del detective para
esclarecer o rechazar su hipótesis de trabajo, el Fiscal para confirmar o
rechazar su teoría del caso, el juez para sustentar su sentencia, el
funcionario público para adoptar una mejor resolución; y, el usuario privado,
para resolver mejor su conflicto particular. De ser así, entonces estamos ante
una gran herramienta de desarrollo para nuestra sociedad; y, que permita mejorar las proyecciones de convivencia social.
Los temas de análisis previo, abordados en el
presente, como la doctrina, didáctica, operatoria, tecnología; y eficacia, permiten
hacernos de información útil que facilite adoptar medidas necesarias para
alcanzar nuestros objetivos en la aplicación del saber criminalístico.
Quienes nos encontramos inmersos en el contexto de la
actividad pericial criminalística, no podemos eximirnos de la responsabilidad
de ser agentes obligados de cambio; de lo contrario, seguiremos formando parte
de esa carga indiferente que colabora con el retraso de nuestras sociedades.
CONCLUSIONES
Para finalizar, tenemos las siguientes:
PRIMERA: Es importante la revisión del marco teórico
criminalístico, para conocer si las teorías en uso, siguen siendo vigentes en
su totalidad, parcialmente o tal vez ya han adquirido calidad de obsoletas; en
éste último caso, solo servirán como referente histórico.
SEGUNDA: Se ha comprobado que la actual didáctica en materia
criminalística, no está diseñada de manera tal que permita una preparación o
formación idónea de los distintos grupos de estudiantes; así como de peritos
criminalísticos, siendo de extrema urgencia, adoptar medidas para dar solución
a éste problema.
TERCERA: Es necesario llevar a cabo una re evaluación,
revisión, re estructuración, y re formulación, de las técnicas, métodos y
procedimientos criminalísticos, para evitar una metodología de trabajo que no está
de acuerdo con las exigencias contemporáneas, evitando la comisión de errores de
implicancia tal que no ayuden al esclarecimiento de un hecho, sino por el
contrario incremente la duda o incertidumbre.
CUARTA: La tecnología constituye una herramienta beneficiosa
cuando genera buenos resultados, en tanto sea la más adecuada para un objeto determinado;
sin embargo se convierte en perjudicial, si la adquisición es específicamente
para efecto de modernización y gasto de presupuesto, más que por necesidad o
utilidad operativa.
QUINTA: No se puede desconocer que ha habido descuido en
cuanto a la obtención de información referente al seguimiento que se ha tenido
que hacer sobre los resultados beneficiosos o perjudiciales que hayan brindado los
pronunciamientos periciales de criminalística generados. Hecho que nos
permita conocer la situación real en que nos encontramos y verificar si
estamos avanzando, nos encontramos estancados o vamos retrocediendo.
SEXTA: La ejecución de un diagnóstico adecuadamente planificado
tomando en consideración las variables propuestas, permitirá obtener
información útil, para mejorar la aplicación del conocimiento criminalístico.
Con el presente artículo, buscamos sensibilizar al
lector para lograr de manera conjunta, hacer un mejor y más adecuado empleo de
los conocimientos que nos provee la ciencia criminalística. Ninguno de los
operadores criminalísticos, debe mantenerse al margen, excluido o no sentirse
comprometido; y, siempre teniendo en cuenta el compromiso de dejar una huella
de buena y sana intención; y, si cometemos errores en el trayecto, estemos seguros de contar con quienes nos asistan con un aporte útil y adecuado para
salvarlo. Negar la realidad descrita, no hace sino dar muestras de total
indiferencia por las angustias de aquellos que se han visto afectados por los
yerros o poco interés de algunos operadores criminalísticos.
Lima, Perú; 28 de Setiembre del 2014.
“La ciencia es el arte de
crear ilusiones adecuadas que el loco cree o rebate, pero de cuya belleza o
inventiva disfruta el sabio.”
Karl Gustav JUNG
(1875-1961)
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