domingo, 28 de septiembre de 2014

PRE DIAGNÓSTICO DE LA ACTIVIDAD PERICIAL CRIMINALÍSTICA

PRE DIAGNÓSTICO DE LA ACTIVIDAD PERICIAL CRIMINALÍSTICA
Dr. Pablo A. Rodríguez Regalado
Coronel PNP (r) – Perito Criminalístico - Abogado
Licenciado en Administración y Ciencias Policiales
Magíster en Gestión Social y Desarrollo Sostenible
Doctor en Ciencias Forenses y Criminalística

“No podremos optimizar la actividad pericial criminalística, si negamos la realidad contemporánea como factor influyente para el cambio.”
Pablo A. RODRÍGUEZ REGALADO
Toda actividad realizada por el ser humano que deriva de la aplicación de un conocimiento científico, debe ser evaluada en algún momento, de tal manera que se identifique si la relación existente entre la doctrina y su forma de ejecución, se encuentran actualizadas; constatando la observancia de las técnicas, métodos y procedimientos diseñados con ese objeto para reorientarla, enmendando errores y valiéndonos de la retroalimentación permanente; actualizando el marco teórico, así como la misma actividad operativa, a fin de mejorar en busca de resultados beneficiosos para la estabilidad y progreso de la sociedad.
Teniendo esto en consideración, y refiriéndonos específicamente a “la actividad pericial criminalística”, veamos a continuación el enfoque propuesto, no sin antes sensibilizar opiniones personales buscando el cambio ante un hecho que puede habernos estancado en el tiempo, a consecuencia de la comodidad del estatu quo -por no decir lo menos-, haciendo que la lógica evolución de los conocimientos, no tengan la dinámica esperada.
Iniciando el tema propuesto, lo hacemos con la siguiente pregunta: ¿Cómo planificar un diagnóstico en criminalística?, en principio debemos tener en claro lo que significa o representa el término “diagnóstico”, que deriva del verbo “diagnosticar” (RAE: Recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa naturaleza); esto implica llevar a cabo una actividad que permita recoger y analizar la información obtenida, evaluando la problemática en materia criminalística. Así, la información en referencia luego del análisis necesario, nos hará conocer en qué situación la encontramos y qué medidas debemos adoptar para mejorar lo existente.
En el presente artículo nos proponemos orientar el esfuerzo previo al diagnóstico tomando como punto de partida aquellos aspectos propios o vinculados con la materia criminalística, que brindan información trascendente, como lo son: El marco teórico criminalístico (Doctrina). La enseñanza criminalística (Didáctica). Las técnicas, métodos; y, procedimientos criminalísticos (Operatoria). La tecnología en criminalística (Tecnología). Y, resultados obtenidos con los pronunciamientos periciales de criminalística (Eficacia); a fin de disponer de los datos necesarios para una evaluación real.
Significa entonces, que una sociedad u organización que utiliza como herramienta los conocimientos que brinda la ciencia criminalística, para la solución de algunos problemas en particular, debe  practicar un diagnóstico oportuno para mejorar la eficiencia y eficacia de aquella.
Teniendo en cuenta lo manifestado, se desarrollan las propuestas para mayor comprensión.
A.    EL MARCO TEÓRICO CRIMINALÍSTICO (DOCTRINA)
El conocimiento criminalístico, hoy en día se encuentra contenido como una forma del saber humano, de naturaleza científica, aun cuando todavía encontramos posiciones teóricas que persisten en calificarla como una técnica y cuanto más una disciplina; opiniones obviamente sin mayor fundamento epistemológico o gnoseológico suficiente, que no van más allá de una perspectiva muy particular.
Ingresando al tema de análisis; hemos de iniciarlo como es lógico en un “punto de partida”; y, con tal objeto buscamos la respuesta a la siguiente pregunta ¿Cuáles son los conocimientos que se reúnen en el marco teórico criminalístico que han de ser objeto de diagnóstico?; para ello debemos tener en claro que la ciencia criminalística, es en esencia teórico-aplicativa, y por lo tanto se integra con la suma de muchos saberes humanos, que pueden ser agrupados sistemáticamente en dos grandes vertientes: una primera de carácter “general” y otra de carácter “particular”.
Al primer grupo de estos contenidos corresponde la “Criminalística General”, que forma un cuerpo de conocimientos relacionados con aspectos que tienen influencia en casi toda la actividad criminalística, como son: El referente histórico, los conceptos y definiciones, las escuelas, las leyes, los principios, la sistematización de contenidos, la metodología el procesamiento de la escena, tratamiento de indicios y evidencias, etc.; y, como contenidos de la “Criminalística Particular o Especial”, los conocimientos provenientes de las artes, técnicas, disciplinas y ciencias que aportan una parte de su dominio en apoyo a la actividad criminalística –no olvidemos que hoy en día, los conocimientos contienen en su cuerpo teórico, saberes que pertenecen a otros conocimientos-. A éstas áreas las tenemos identificadas como “Artes Forenses” (ej.: Dibujo Forense), “Técnicas Forenses” (ej.: Accidentología Vial Forense), “Disciplinas Forenses” (ej.: Grafotecnia); y, las “Ciencias Forenses” (ej.: Psicología Forense), es decir, le añadimos el adjetivo “Forense” (Foro: Tomemos las siguientes acepciones de la RAE –Artículo enmendado para la vigésimo tercera edición-, que más se ajustan a nuestra realidad contemporánea., que dicen: “3ra. Reunión de personas competentes en determinada materia, que debaten ciertos asuntos ante un auditorio que a veces interviene en la discusión”; y, “4ta. Institución o medio donde se produce o se difunde éste debate”).
Entonces, el diagnóstico, debe enfocarse en la revisión de la doctrina reunida en estas dos grandes ramas de la criminalística, tarea no tan sencilla, ya que la primera como la segunda, reúnen saberes multidisciplinarios que exigen del epistemólogo, dominio de las mismas para un exhaustivo análisis. En tal virtud, ésta situación puede provocar que la labor parezca complicada, pero no hay que tomarlo así, ya que hoy por hoy en todas nuestras sociedades, contamos con especialistas de gran experiencia dentro de cada una de las áreas de saber del contexto criminalístico. Y, queda en claro que todos éstos aportes deben de hacerse bajo los lineamientos propios del Método General de la Investigación Científica, según corresponda.
Para ilustrar el presente tema veamos lo siguiente, tomando como referencia el entorno de la “Criminalística General”, uno de los problemas de mayor controversia, se encuentra en la propuesta del “término” que representa a todo éste saber, es decir: “Criminalística”; al respecto vemos que con el transcurrir del tiempo se han dado una serie de propuestas, cada cual con mayor o menor aproximación a lo que en realidad pretende describir el término; y, tal confusión parte del hecho de no saber en esencia cuál es el actual contenido y aplicación de éste saber de la humanidad, por lo que inclusive llegamos a la encrucijada de si seguimos o no utilizando el término “criminalística” (palabra que deriva del alemán “Kriminalistik”; que para la RAE significa: “Estudio de los indicios de un hecho criminal con el fin de determinar todos los datos posibles relativos a la víctima o a las circunstancias del crimen”), palabra que seguimos empleando para comprender lo que ella representa. Sin embargo, no es del todo ajeno que el término no se ajusta a la realidad, ya que la criminalística también es utilizada en procesos judiciales civiles, procedimientos administrativos o también particulares; discusión que muy probablemente no se mantenga así por mucho tiempo, máxime si ya tenemos en diversos medios de publicación  contemporánea, definiciones propuestas con rigurosidad científica, que expresan el significado más idóneo para este término.
Por otra parte, tomando en cuenta una de las áreas de la “Criminalística Especial”, como es el caso de la Papiloscopía o Lofoscopía, en la que todavía se percibe una gran carencia en materia de investigaciones científicas contemporáneas, que provean conocimientos validados y verificables tales como la “determinación de la antigüedad de las huellas papilares”; o tal vez, estudios igualmente serios que permitan conocer la vigencia de las “Leyes de la Escritura”, enunciadas por Solange Pellat; o, quizá disponer de una “Clasificación” estandarizada de las lesiones en Traumatología o Lesionología Forense; y, así sucesivamente.
Vemos entonces que en cada una de las áreas de conocimiento que se integran en ésta rama de la criminalística la existencia de una serie de vacíos que necesitan ser llenados por estudios e investigaciones serias; y, lo que es más importante, de verificación y actualización permanente.
Es a esto que nos referimos cuando tocamos el problema de la urgente necesidad de llevar a cabo un diagnóstico del estado actual en el que se encuentra el correspondiente marco teórico criminalístico.
B.    ENSEÑANZA CRIMINALÍSTICA (DIDÁCTICA)
Un segundo aspecto de notoria preocupación para el planeamiento del diagnóstico, lo tenemos en la “Didáctica Criminalística” (RAE. “Didáctico: Arte de enseñar”). Involucra entonces a la actividad de la enseñanza del conocimiento criminalístico, la que hasta la fecha no ha sido tomada en cuenta por los usuarios de éste saber; y, para conocer mejor esta temática, veamos qué respuesta podríamos lograr a la siguiente pregunta: ¿Qué se debe de enseñar del conocimiento criminalístico; y, a quién dirigirlo?. Entonces, cuando preguntamos ¿a quiénes llevamos la información?, como es lógico, estamos orientándonos hacia algún o algunos sectores de la sociedad; que para el efecto sistematizamos de la siguiente manera en los siguientes grupos, comenzando por el de los “estudiantes en general”: De nivel primario y secundario, de pregrado, de posgrado, de segunda especialidad profesional, etc. Otra clasificación, puede ser tomando en cuenta la función que desempeñan, y así tenemos a los “operadores criminalísticos”: Funcionarios municipales, miembros de la policía, miembros del ministerio público, miembros del poder judicial, etc. Como se puede apreciar, hay distintos grupos o sectores según sea el objeto de la clasificación. Pero, la sistematización que más nos preocupa, es la relacionada con la división de alumnos cuya formación tiene por objeto lograr Peritos Criminalísticos; en franca diferencia con los que no son Peritos Criminalísticos; para los primeros, los conocimientos han de ser abundantes y complejos, en tanto que para los segundos, serán más sencillos pero sin dejar de ser útiles. Explicando mejor esta perspectiva, podemos considerar la educación recibida sobre “primeros auxilios”, la que ha sido internalizada por la ciudadanía y que sirve de gran ayuda en circunstancias críticas: accidentes o siniestros; y, al hacerse la comparación con el entorno criminalístico, tenemos conocimientos necesarios para enseñar al ciudadano sobre la necesidad de  “proteger una escena o lugar del hecho”; sobre todo porque de ello depende en gran medida la solución de problemas relacionados con la identificación del presunto autor de un acto que podría ser de naturaleza criminal. De esta manera podríamos lograr que no se alteren mayormente dichos lugares por la “invasión de las escenas”, preservando así la intangibilidad de los indicios y evidencias que se encuentran en ellas.
Continuando con otro aspecto del problema, vemos lo que ocurre con el grupo de estudiantes de Pre Grado; y, Posgrado. Sabiendo que dentro del sector de los estudiantes de pregrado, vamos a tener, por  una parte los que son formados en las distintas ramas del saber humano, teniendo por ejemplo a los estudiantes de la Carrera Profesional de Derecho o Abogacía, según la nominación de cada país; a los de la Carrera Profesional de Medicina, de Biología, Ingeniería, etc.; sin embargo, también están los estudiantes de la Carrera Profesional de Criminalística, que a diferencia de Perú, tienen creado éste programa; entonces ¿Qué enseñaremos en materia de criminalística a los estudiantes de profesiones distintas a la que es propiamente de criminalística?; y en nuestra realidad peruana, dado que no tenemos la carrera de criminalística, la pregunta sólo quedaría formulada en el sentido siguiente: ¿Qué se enseñaría de criminalística a los estudiantes de pregrado en Derecho, Biología, Odontología, Medicina, Ingeniería, etc.?; y, aquí tenemos una parte de este primer problema que amerita nuestra atención.
Seguidamente, en el supuesto de haber dado solución a éste primer problema sobre qué enseñar; pasamos al siguiente nivel y correspondiente pregunta: ¿Qué se le va a enseñar de criminalística a los estudiantes de Posgrado?. Aquí, tenemos la diversificación siguiente: Estudiantes de posgrado que siguen estudios de Maestría o Doctorado; estudiantes de posgrado que siguen estudios de Segunda Especialidad Profesional; y, estudiantes de posgrado que siguen por ejemplo estudios Pos Doctorales. Vemos entonces, si somos objetivos, que la respuesta evidente nos lleva a imaginar que para cada uno de éstos grupos debe haber cierta clase, tipo o nivel de conocimientos criminalísticos acorde con las habilidades y capacidades que se quieran conseguir con tales estudios.
Haciendo algo más restringido el tema; y, dirigiéndonos hacia los Grados Académicos de Magister o Maestro; y, de Ph. D. o Doctor, no queda duda que en el primer caso estaríamos formando “Maestros en Criminalística”; y, en el segundo “Investigadores Científicos en Criminalística”; gran diferencia, con la formación criminalística selectiva que recibiría aquel que se califica como Especialista Profesional, por ej. en Odontología Forense, Papiloscopía Forense, Procesador de Escena, Tecnólogo Forense, Médico Forense, Ingeniero Forense, Balístico Forense, Biólogo Forense, Médico Veterinario Forense, etc., tal como lo hemos dejado sentado en el párrafo precedente; y, si nos proyectamos con mayor especificidad en éste sentido, tomando como referencia a las maestrías, tendríamos conocimientos exclusivos para una Maestría en Traumatología Forense, Maestría en Ginecología Forense, Maestría en Queiloscopía Forense, Maestría en Ingeniería Civil Forense, Maestría en Balística Forense, Maestría en Grafotecnia, etc.; y, así sucesivamente; lo que permitirá disponer de un conjunto de profesionales con mucha mayor calificación en materia criminalística.
Somos conscientes que hay acciones aisladas sobre ésta problemática –sé que es posible replicar manifestando que existe desde hace mucho tiempo una formación de especialistas profesionales, por ej.: en Medicina Legal, Odontología Forense, Antropología Forense, etc.-, pero hay la necesidad de revisar el contexto del silabo desarrollado, puesto que éste se encuentra orientado a “determinado perfil de especialista”; y, además consideremos a la Casa Superior de Estudios en que se imparte; y, de esta forma comprobar si los conocimientos impartidos, son concordantes con la realidad vigente para dichas especialidades, o es que se sigue manteniendo cátedras por mera tradición o costumbre.
Por otra parte, remitiéndonos a la didáctica vinculada a los funcionarios de la policía, en etapa de formación de pregrado o de formación técnica; que para efecto de la presente exposición y tomando en cuenta la realidad peruana, hay estratos o niveles jerárquicos de corte castrense, en donde por una parte existe la formación de los Oficiales, con cinco años de estudios; y, la formación de los Técnicos, con tres años de estudios, los que reciben además de otras materias, conocimientos criminalísticos comunes, siendo lógico pensar que dadas las responsabilidades distintas que han de asumir cada uno de estos funcionarios a partir de su egreso, necesiten de alguna variación en cuanto a sus contenidos, ya que de ser igual para ambos niveles o status ¿Cuál sería la diferencia de competencias y habilidades entre unos y otros?. Y, respecto de los Cursos de Capacitación y Especialización posteriores que complementan ésta formación anterior, es por simple lógica que también no sean iguales o idénticos para ambos niveles o estratos, sino ¿en dónde está la diferencia funcional para cada uno de ellos?, a modo de ilustración de lo expresado, tendríamos el caso de un Capitán PNP (Oficial) perito por ejemplo en Balística Forense; y, a un Sub Oficial Superior PNP (Técnico), también perito en Balística Forense, suscribiendo ambos –lógicamente con conocimiento y autorización de su Comando Institucional-, los mismos pronunciamientos periciales de ésta especialidad, con similar responsabilidad, pregunto ¿No habrá un error de concepción en ello?, o pueda ser que no haya criterio para regular ésta situación.
Ahora bien, como tema concurrente con la presente materia, tenemos por otra parte a los “profesores”, es decir, a quienes ejercen docencia en materia de criminalística; y, de ellos, se ha podido constatar una variedad de docentes de criminalística, a los que también se les puede agrupar como: Los de formación autodidacta (les gusta la criminalística y se han informado por propia iniciativa de sus contenidos); aquellos que estudiaron la teoría criminalística, pero nunca la ejercieron (únicamente deseaban hacerse de una certificación en dicho conocimiento –obtener el diploma-, pero les preocupó el ejercicio de la actividad, por los riesgos que pudiera conllevar su desempeño; aquellos que no estudiaron el marco teórico, pero sí tuvieron una formación empírica (no se formaron académicamente como criminalísticos, pero sí de un momento a otro se les exigió desempeñar funciones periciales y no les quedó más que acatar la orden superior); y, por último, quienes fueron formados en la teoría criminalística siguiendo los estudios pertinentes; y, complementariamente acumularon la experiencia lograda por la práctica supervisada y prolongada de éste saber (los de formación y práctica deseada). Es decir que no solamente tenemos el problema de los “alumnos”; sino también el problema de los “profesores”; y, así contamos con Abogados, Médicos, Biólogos, Químicos, Ingenieros, Psicólogos, Policías, etc., que bien pueden estar incluidos en alguno de los casos descritos anteriormente, desempeñando docencia criminalística; la pregunta es: ¿Fueron formados al menos para ser docentes en criminalística?; y, ¿Qué tipo de conocimientos de criminalística están en condiciones de enseñar?, ¿Serán capaces de contar  con la casuística resultante del ejercicio criminalístico en alguna área en particular?, o tal vez ¿Esto no es de gran significancia para las instituciones académicas?.
Como podemos apreciar, reiteramos que hay problema tanto en la función docente, como en la calidad y tipo de conocimientos que se deben impartir por éstos, debiendo además tener en cuenta los niveles de conocimiento. Imaginemos el caso de egresados de maestrías –que no han logrado titularse-, actuando como docentes en los programas de maestría; y, profesionales en una materia, con maestría o doctorado en materia ajena, ejerciendo docencia en programas de maestría o doctorado, en materias que no son de su competencia.
Todo ello nos lleva a la urgente necesidad de diseñar una “clasificación de contenidos”; y, una “selección de docentes” adecuada, para actuar en los distintos estratos o niveles de educación, según sea el objetivo de cada formación o nivel de habilidades y capacidades que deseemos conseguir en los dicentes, en un momento determinado o ante una actuación funcional en particular.
C.    TÉCNICAS, MÉTODOS Y PROCEDIMIENTOS CRIMINALÍSTICOS (OPERATORIA)
Durante el tiempo ya transcurrido se han propuesto una serie de técnicas, métodos o procedimientos, para las distintas áreas que componen a la criminalística, las que resultaron de las exigencias propias del momento.
Estas, también son materia de diagnóstico, para verificar si su aplicación es tal cual se diseñaran en un principio, o es que hay la necesidad de actualizarlas o lo que es mejor, que se tengan que poner en práctica nuevas propuestas para lograr mejores resultados dentro de la práctica criminalística.
Facilitando la comprensión de éste otro problema, apreciemos el ejemplo siguiente: Hace unos treinta años atrás, en el Perú; cuando se deseaba conocer si una persona había disparado un arma de fuego, se empleaba para la obtención de los residuos que hubieran quedado, el Método de la Parafina, diseñado por Gonzales que en su origen utilizaba la técnica de la elaboración del “guantelete de parafina químicamente pura (QP)”, con un procedimiento particular, tanto para aplicar la parafina como para asegurar que no vaya a romperse el “armazón” logrado con las pinceladas hechas en las manos del sospechoso. Posteriormente se empleó la técnica del “casquete de parafina QP”, con un procedimiento también especial, para evitar que la parafina líquida al ser vertida sobre el casquete de papel filtro, no se vaya a filtrar a través del mismo –debido a la alta temperatura-, evitando así formar un cuerpo compacto que a temperatura adecuada permita flexibilidad en el soporte, facilitando ser aplicado sobre la mano del investigado. En pleno empleo de éste método, en el Departamento de Balística Forense de la Ex Policía de Investigaciones del Perú; a iniciativa del Perito Balístico Percy NÚÑEZ MEDINA (1974) –luego de una investigación empírica muy personal-, se puso en práctica en ésta dependencia, de manera oficial el Método del “Esparadrapo Clínico” (Así constaba en los pronunciamientos periciales de la época). Esta forma de captura de residuos, fue posteriormente sustituida por el Método del Análisis por Absorción Atómica, pero ya no para buscar restos de la deflagración de la pólvora; sino para obtener residuos de los restos del fulminante (que es el iniciador de la pólvora), entre ellos los de Plomo (Pb), Antimonio (Sb); y, Bario (Ba) -si es que esos eran los componentes de la sustancia fulminante-. Vemos entonces que en el caso anterior, se utilizaban reactivos para revelar la presencia de los corpúsculos de Nitrato (pólvora incombusta), o Nitrito (pólvora combusta); ahora en el presente caso, se emplea el Espectro Fotómetro de Absorción Atómica, como una forma de obtener un resultado orientador; pero también hay una mejor y más segura opción de identificación, como es el empleo del Microscopio de Barrido Electrónico con Rayos X, resultados logrados en base a la obtención de éstos corpúsculos, mediante la técnica del “Hisopado” embebido en una solución de Ácido Clorhídrico o Ácido Nítrico; la diferencia entre uno y otro, es que en el primero de los equipos, tenemos un resultado con calidad de “Prueba de Orientación” (solo informa cualitativa y cuantitativamente la presencia de dichos elementos); en tanto que el segundo es con calidad de “Prueba de Certeza” (además de los anteriores, permite “fotografiar” el corpúsculo encontrado, además de “ver” la diferencia de un corpúsculo producto de un disparo de arma de fuego, de otro que no proviene de éste origen) ¡Gran diferencia!. Sin embargo, aún no hay un método tal que permita identificar con calidad de cierto que tal o cual persona “fue la que disparó”, ya que todos los métodos en referencia “identifican elementos componentes” de los gases del disparo “presentes en una o ambas manos de una persona”, no pudiéndose demostrar si efectivamente fue la persona que disparó el arma, o la que se contaminó por haber cogido el arma; o si puso las manos en gesto de defensa ante el disparo; y, por último, si sus manos estuvieron próximas al cono de proyección del disparo; y, siendo más exigentes, “si hubo transferencia de éstos residuos por contacto con superficie contaminada”.
Por ello, es importante que las técnicas, métodos y procedimientos que nos provee la criminalística, también sean objeto de diagnóstico, para lograr optimizar resultados, evitando un daño a las personas, como sería el caso anteriormente expuesto. Dicho de esta manera, también podríamos referirnos a otras tantas técnicas, métodos y procedimientos en uso por las distintas áreas que se integran en la criminalística.
D.    TECNOLOGÍA CRIMINALÍSTICA (TECNOLOGÍA)
Otro aspecto que llama la atención y de notoria preocupación en esta época en la que nos encontramos inmersos en un mundo regido por la electrónica, la cibernética, la informática, entre otras ciencias de notable influencia contemporánea; y, como tal venimos siendo objeto de una permanente y gran oferta por parte de los fabricantes o comerciantes de estos equipos, instrumentales, o software, así como demás herramientas que ofrecen una gama de utilidades, cada cual con propiedades particulares o tal vez de corte general, pero de novedosa presentación.
Por lo tanto, la criminalística no escapa a éstos hechos que en su inicio no iba más allá del empleo de una lupa, cámara fotográfica, cinta métrica; y, tablilla para notas; evolucionando luego hacia un diseño algo más moderno comprendido por los equipos para las Inspecciones Técnico Criminalísticas: Mínimo, medio y máximo; llegando a la fecha en que disponemos ya de equipos portátiles que a su vez se hacen versátiles –para cada especialidad: Biología, balística, papiloscopía, etc.-; y, mejor si vienen acondicionados en una unidad móvil (laboratorio móvil); así como equipos fijos para los gabinetes o laboratorios. Es decir, ha habido últimamente una gran producción industrial de estos medios, que obligan al criminalístico a ser muy selectivo para su adquisición.
No es raro que los representantes o vendedores de tales equipos, instrumental o software, resalten las bondades de su producto; pero en mayor medida, no nos informan sobre las desventajas o limitaciones con el mismo entusiasmo; y, como consecuencia de ello suele darse el caso en que podemos quedar impresionados y ser seducidos por la sugerente necesidad de tener que “actualizar equipos” o por el hecho de que alguna otra institución de actividad similar, ya los ha adquirido y no hacer la diferencia ante tal competencia, peor aún si es que pensamos que de no hacerlo vamos a quedar obsoletos.
¿No será necesario primero hacer un diagnóstico al respecto?, pues claro; y, así podríamos comenzar preguntándonos: ¿En qué medida ha mejorado la información brindada en los pronunciamientos periciales, en un período de treinta años a la fecha?, es obvio que hace tal cantidad de años, se generaban peritajes con determinado equipo o instrumental; y, hoy con el equipo o instrumental de reciente adquisición, se seguirán generando los mismos productos periciales con la misma calidad de información; o, acaso la información ha mejorado gracias a éstas adquisiciones. Si la respuesta es afirmativa, significa entonces que sí fueron de aporte al mejoramiento de la calidad pericial criminalística; pero si no, significa que tales adquisiciones fueron inoficiosas, o se compró el equipo equivocado, no surtiendo el efecto deseado, y con el consiguiente gasto innecesario por el mismo. O, podría darse el caso de haber adquirido un nuevo equipo o instrumental, y no se le utilice porque hay que “evitar sea gastado o consumido” –solo para exhibición-, llegando a deteriorarse por la falta de uso; o, porque simplemente no había el personal capacitado para su manejo; o, también porque no hay presupuesto para su mantenimiento o compra de repuestos para reposición; y, lo que es mucho peor, porque nunca funcionó y no se hizo nada ante ésta situación.
Es decir, hay una serie de circunstancias a tener en cuenta para un diagnóstico sobre la real utilidad de éstos, evitando cometer graves errores en la ejecución del presupuesto, sobre todo teniendo en consideración que muchos de estos equipos o instrumentos, son considerablemente caros dependiendo además de la tecnología utilizada; y, no olvidemos que paralelamente han de requerir mantenimiento o reparación, entre otros gastos asociados.
La tecnología es buena, siempre y cuando sea útil y necesaria; pero no cuando resulta de seguir una corriente obligada de innovación por la presión consumista.
E.     RESULTADOS OBTENIDOS CON LOS PRONUNCIAMIENTOS PERICIALES DE CRIMINALÍSTICA (EFICACIA)
Este último aspecto considero es de significativa trascendencia, sin embargo poco o nada hacemos por lograr mejores resultados, habiendo interrogantes que tampoco son respondidas a satisfacción, tales como: ¿El rendimiento actual de los peritos criminalísticos a nivel nacional, es satisfactorio o existen deficiencias?, ¿El empleo de las técnicas, métodos y procedimientos, a nivel nacional, se encuentran debidamente actualizados o están desfasados o tal vez son de dudosa aplicabilidad?, ¿Se siguen presentando contradicciones en pronunciamientos periciales por parte de peritos que provienen de una misma formación académica?, ¿Hay pronunciamientos periciales deficientes y hasta salidos del contexto de lo solicitado?, etc. No olvidemos que la criminalística se aplica además de la actividad jurisdiccional, a  la actividad pública y privada; por tanto la respuesta que vayamos a darle a éstas preguntas, deben de ser bien pensadas y estar sustentadas en datos reales, que resulten de una actividad de diagnóstico bien organizada, ejecutada e interpretada.
Cierto es, que en materia de la actividad pericial criminalística, mayormente la preocupación ha sido la generación del “producto” denominado “pronunciamiento pericial criminalístico”, sea cual fuera el nombre que se le adjudique, según las circunstancias especiales: Certificado Pericial, Examen Pericial, Dictamen Pericial, Informe Pericial, Informe Técnico Criminalístico, Informe de Observaciones Criminalísticas, etc.; ya que todos éstos en suma, contienen información que el perito criminalístico declara por escrito; y, que en líneas generales constituye su “pronunciamiento pericial”.
Las instituciones, difícilmente han hecho un “seguimiento” a éste “producto criminalístico”, olvidando que de ello depende el mejoramiento de la calidad y por tanto obtener un servicio que sea realmente útil o de provecho para el usuario final, como sería el caso del detective para esclarecer o rechazar su hipótesis de trabajo, el Fiscal para confirmar o rechazar su teoría del caso, el juez para sustentar su sentencia, el funcionario público para adoptar una mejor resolución; y, el usuario privado, para resolver mejor su conflicto particular. De ser así, entonces estamos ante una gran herramienta de desarrollo para nuestra sociedad; y, que permita mejorar las proyecciones de convivencia social.
Los temas de análisis previo, abordados en el presente, como la doctrina, didáctica, operatoria, tecnología; y eficacia, permiten hacernos de información útil que facilite adoptar medidas necesarias para alcanzar nuestros objetivos en la aplicación del saber criminalístico.
Quienes nos encontramos inmersos en el contexto de la actividad pericial criminalística, no podemos eximirnos de la responsabilidad de ser agentes obligados de cambio; de lo contrario, seguiremos formando parte de esa carga indiferente que colabora con el retraso de nuestras sociedades.
CONCLUSIONES
Para finalizar, tenemos las siguientes:
PRIMERA: Es importante la revisión del marco teórico criminalístico, para conocer si las teorías en uso, siguen siendo vigentes en su totalidad, parcialmente o tal vez ya han adquirido calidad de obsoletas; en éste último caso, solo servirán como referente histórico.
SEGUNDA: Se ha comprobado que la actual didáctica en materia criminalística, no está diseñada de manera tal que permita una preparación o formación idónea de los distintos grupos de estudiantes; así como de peritos criminalísticos, siendo de extrema urgencia, adoptar medidas para dar solución a éste problema.
TERCERA: Es necesario llevar a cabo una re evaluación, revisión, re estructuración, y re formulación, de las técnicas, métodos y procedimientos criminalísticos, para evitar una metodología de trabajo que no está de acuerdo con las exigencias contemporáneas, evitando la comisión de errores de implicancia tal que no ayuden al esclarecimiento de un hecho, sino por el contrario incremente la duda o incertidumbre.
CUARTA: La tecnología constituye una herramienta beneficiosa cuando genera buenos resultados, en tanto sea la más adecuada para un objeto determinado; sin embargo se convierte en perjudicial, si la adquisición es específicamente para efecto de modernización y gasto de presupuesto, más que por necesidad o utilidad operativa.
QUINTA: No se puede desconocer que ha habido descuido en cuanto a la obtención de información referente al seguimiento que se ha tenido que hacer sobre los resultados beneficiosos o perjudiciales que hayan brindado los pronunciamientos periciales de criminalística generados. Hecho que nos permita conocer la situación real en que nos encontramos y verificar si estamos avanzando, nos encontramos estancados o vamos retrocediendo.
SEXTA: La ejecución de un diagnóstico adecuadamente planificado tomando en consideración las variables propuestas, permitirá obtener información útil, para mejorar la aplicación del conocimiento criminalístico.
Con el presente artículo, buscamos sensibilizar al lector para lograr de manera conjunta, hacer un mejor y más adecuado empleo de los conocimientos que nos provee la ciencia criminalística. Ninguno de los operadores criminalísticos, debe mantenerse al margen, excluido o no sentirse comprometido; y, siempre teniendo en cuenta el compromiso de dejar una huella de buena y sana intención; y, si cometemos errores en el trayecto, estemos seguros de contar con quienes nos asistan con un aporte útil y adecuado para salvarlo. Negar la realidad descrita, no hace sino dar muestras de total indiferencia por las angustias de aquellos que se han visto afectados por los yerros o poco interés de algunos operadores criminalísticos.
Lima, Perú; 28 de Setiembre del 2014.
“La ciencia es el arte de crear ilusiones adecuadas que el loco cree o rebate, pero de cuya belleza o inventiva disfruta el sabio.”
Karl Gustav JUNG (1875-1961)


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